Puerta 3: El Infante Eterno

Las Pléyades,
22 de agosto 2025
por
Rebeca Ferruz

1. Introducción simbólica: conexión con la energía de la carta

En lo profundo de tu corazón vive un Infante Eterno, una chispa radieante de inocencia, espontaneidad y autenticidad. No es solo un recuerdo de tu niñez, es una expresión imperecedera de tu Alma: que conserva la pureza, el asombro y la creatividad original con la que llegaste a la existencia.

El Infante Eterno no muere ni envejece: sigue vivo en ti, recordándote tu esencia luminosa. Su voz es sencilla y clara, libre de máscaras, y su juego es la manera más directa de conectar con tu canal.
Abrir esta carta es abrir la puerta a la ternura y a esa parte inmortal de ti que sabe disfrutar con alegría, crear y amar sin condiciones.

2. Texto guía profundo: explicación ampliada para canalización

El Infante Eterno es la huella imperecedera de tu Alma que sigue jugando dentro de ti. No es un recuerdo de la infancia, sino una inteligencia viva que guarda tu inocencia, tu curiosidad y tu creatividad original. Cuando tu canal se abre con facilidad, suele ser porque esta parte está presente: el juego baja la guardia del ego, disuelve el esfuerzo y devuelve la confianza natural.

Esta energía no es ingenua: reconoce el dolor y, aun así, elige la verdad sencilla. Por eso, cuando aparece una emoción intensa (pena, miedo, vergüenza), el Infante Eterno no la tapa: la nombra, la siente y la abraza, y en ese gesto te devuelve al corazón. Integrarlo no es “volverse infantil”, sino permitir que tu adultez sea más auténtica, sensible y creativa.

En canalización, su energía actúa como mensajero directo entre el Alma y tu vida cotidiana. Te enseña a mirar con mente de principiante, donde los símbolos llegan puros: colores, gestos, imágenes, canciones, recuerdos espontáneos. Cuando lo ignoramos, la práctica se vuelve rígida; cuando lo honramos, el canal se vuelve fluido y juguetón, y la inspiración encuentra formas simples de hacerse cuerpo.

Este arquetipo también cuida tus límites amorosos: te recuerda decir “sí” a lo que nutre y “no” a lo que te apaga. Así, se convierte en un guardián de tu energía creativa y de tu verdad. Integrar al Infante Eterno es permitir que tu vida sea un laboratorio sagrado donde experimentar, equivocarte y crear sin perder la ternura

Honrarlo es permitir que tu vida se impregne de curiosidad y juego sagrado. Porque canalizar no es un esfuerzo intelectual: es jugar a escuchar lo invisible con la misma naturalidad con la que un niño inventa mundos.

Cuando conectas con tu Infante Eterno:

  • Te muestra tus emociones auténticas, sin filtros.
  • Te ayuda a unir la voz de tu Alma con tu Personaje, para que vivas con coherencia.
  • Te devuelve la capacidad de jugar, crear y experimentar sin miedo.

A veces, tu Niño/a Interior aparece triste, enojado o necesitado. Escucharlo y atenderlo es parte de tu sanación y de tu apertura de canal. En otras ocasiones se muestra radiante, trayéndote alegría y creatividad como señales de que estás alineado con tu propósito.

Cómo conectar internamente con la carta:

  1. Respira profundo y visualiza a tu infante presentándose frente a ti.
  2. Obsérvalo: ¿qué edad tiene?, ¿qué emociones muestra?, ¿qué quiere decirte?
  3. Haz un decreto: “Honro a mi infante, lo escucho, lo cuido y lo integro en mi vida.”

Preguntas de reflexión:

  • ¿Qué siente mi infante en este momento?
  • ¿Qué necesita de mí para sentirse escuchado, amado y libre?
  • ¿De qué manera puedo traer más juego y alegría a mi vida actual? ¿Qué espacio doy a la creatividad en mi día a día?

Orientación práctica:

  • En canalización, pide que el Infante Eterno del consultante se muestre para descubrir su verdad emocional o heridas de infancia.
  • En lo personal, dedica un tiempo cada semana a actividades de juevo y arte: son llaves para abrir tu canal.
  • En lo cotidiano, al comunicarte con tu infante, recuerda usar frases amorosas hacia él: “Estoy contigo, te honro, te escucho.”

Mensaje energético de la carta: "Tu Infante Eterno guarda la llave de tu autenticidad. Ámalo, escúchalo y deja que te muestre el camino de la alegría y la verdad."

Decreto: "Abrazo mi inocencia: en ella habita mi verdad."

3. Paso a paso para abrir el canal y recibir mensajes

  1. Busca un lugar tranquilo, respira profundamente tres veces.
  2. Visualiza un espacio seguro: un jardín, una habitación luminosa o un lugar de tu infancia.
  3. Invoca con suavidad: “Llamo a mi Infante Eterno para que se muestre ante mí.”
  4. Permite que aparezca con la edad y la forma que necesite. No lo juzgues.
  5. Pregúntale: “¿Qué necesitas de mí?” y escucha su respuesta. Puede llegar como emoción, imagen o palabra.
  6. Abrazalo y repite: “Te amo, te escucho y estoy contigo siempre.”
  7. Agradece y cierra la conexión, integrando su energía en tu corazón.

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